Aún en nuestros días, se plantea en los medios académicos la pregunta de la función de la literatura en las diversas formas de arte a las que se dedica el espíritu humano. La humanidad sería tremendamente pobre, - y aquí no se habla de dinero -, sino hubiera diversas expresiones artísticas que a lo largo de los tiempos ha ido creando el espíritu humano. Se han preguntado alguna vez, ¿qué haríamos sin música? ¿Cómo sería el mundo sin danza? ¿Qué deprimente sería nuestra existencia sin la fantasía de los libros? ¿No se sentiría todo más vacío? ¿No se vería todo más gris y, por ende, más pobre? El arte y el mismo concepto de creación han ido cambiando a medida que la humanidad ha ido evolucionando: de un arte casi fotográfico en las pinturas de los siglos pasados al arte abstracto de hoy, al arte contemporáneo al que nos vemos casi enfrentados hoy porque se ha vuelto algo casi incomprensible para muchos ciudadanos comunes. Por una parte, está entonces el arte moderno y sus admiradores, pero también detractores, y por otro, los que defienden el arte más conservador. Para su pesar, algunos argumentan que para pintar temas “comprensibles” es mejor hoy en día usar una buena cámara fotográfica que, sin duda, dará como resultado algo concreto, visible y comprensible a primera vista. Sin embargo, no todo queda supeditado a la pintura, que es probablemente, junto a la danza, una de las artes que poco o ningún uso hace de la palabra. Para todas las demás artes, el génesis está en la palabra. Es inevitable, para crear y recrear contenidos humanos partir de ésta, pues la palabra se convierte en un guión, por ejemplo, que posteriormente puede ser utilizado ya sea en el teatro, en el cine o en la música, artes destinadas tanto a adultos como a niños. Los niños son para el arte (o deberían ser) un objetivo muy especial, de gran cuidado y atención. Ya desde la niñez, como sabemos, se manifiestan los intereses e inclinaciones de los chicos por una u otra forma de arte. Casi de manera intuitiva, ellos saben que sus capacidades, gustos y talento pueden ser incentivados por el arte, cualquiera que sea al que se dediquen. Somos los padres, en primera instancia, los que debemos orientarlos, llevarlos a probar, a participar de actividades como el teatro, el canto, la danza, la pintura, etc. en las que puedan expresar sus sentimientos, desarrollar su creatividad y soñar con ser los “pintores”, los “escritores”, los “actores y actrices” del futuro. Ya luego vendrán los profesores y otras personas, quienes serán los guías, los encargados de motivar e incentivar a los niños a continuar sin desmayar. Pero, ¿cómo es hacer arte para niños? Y aquí estaríamos respondiendo a la verdadera función de la literatura y de las artes en la vida infantil: Aparte de la motivación mencionada líneas arriba, el niño que haga teatro en la escuela, por ejemplo, desarrollará otras capacidades que no sólo tienen que ver con el teatro. Tal vez este niño no se convierta en actor ni haga teatro nunca más en su vida, pero, a lo mejor pierda sus inhibiciones y su timidez, cambie el tono de voz por uno más seguro y de autoconfianza. El niño se valorará más a sí mismo y elevará su autoestima... porque fue capaz de estar en un escenario. Esto se traslada, por supuesto, a la danza, al canto y a la declamación. En mi modesta opinión considero que la función real de las artes, también el de la literatura, la ilustración e incluso el playstation infantil, - sin olvidar el nuevo papel del internet - sirven para formar al ser humano del futuro, un mejor ser humano, conciente del valor de las letras y las artes. |
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